En el norte de Jordania existen dos de los atractivos más importantes de Medio Oriente: los vastos bosques de pinos del Ajlun-Dibbine y el castillo ayubí de Ajlun, construido por uno de los generales de Saladino en 1184 d.C. para tener control de las minas de hierro, evitar invasiones y cuya fortaleza fue aliada en la derrota de los cruzados hace más de ocho siglos.

Este castillo controlaba las rutas principales al valle del Jordán y protegía rutas comerciales con sus cuatro torres, saeteras en sus muros y foso de aproximadamente 16 metros de ancho y 15 de profundidad. El interior, hoy en día, se encuentra en un buen estado de conservación y se puede hacer un agradable paseo de aproximadamente una hora por sus estancias hasta subir a sus almenas para tener una idea de las vistas que tenía esta fortaleza, observando el valle del Jordán y los montes de Galilea.

Cerca de ahí, la Reserva natural de Ajlun, 13 km² de enorme belleza y diversidad en flora y fauna, cuenta con rutas naturales y alojamientos tipo bungalow. Aquí se pueden hacer múltiples paseos entre los viejos olivos y robles que circundan la zona en la que se puede conocer el sabor de la casa de la galleta, aprender caligrafía árabe en la Casa de la Caligrafía, observar la vieja tradición de fabricar jabón por mujeres en la casa de jabón de Orjana, o simplemente recorrer rutas de escalada de diferentes grados.

Tener un almuerzo casero con una familia local o pasar una noche en alguna de las cabañas ecológicas de esta reserva complementarán este viaje difícil de olvidar.